Hace un par de años, en una entrevista con la revista de belleza Allure, la actriz norteamericana Jennifer Aniston compartió su lucha privada para convertirse en madre. A sus entonces 53 años, Aniston confesó que llevaba casi dos décadas intentando conseguir un embarazo, recurriendo sin éxito a una variedad de tratamientos de fertilidad, desde la inseminación artificial hasta remedios poco ortodoxos como tés chinos. Lamentó que nadie le aconsejó congelar sus óvulos en su juventud. En esos momentos nadie pensaba en tener un plan de respaldo contra la infertilidad, pero para Aniston la congelación de óvulos ya no es una opción (Pergament, 2022).
En las últimas décadas, la maternidad tardía ha aumentado considerablemente en las sociedades desarrolladas. Este fenómeno ha generado una creciente dependencia de las personas que desean convertirse en madres a la industria de las biotecnologías reproductivas (Lamas, 2022, p. 390), entre las cuales la congelación de óvulos ha ganado popularidad. Después de que la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM) eliminara la etiqueta “experimental” de esta práctica en 2012, la congelación de óvulos ha ganado aceptación social, especialmente entre mujeres solteras, de entre 30 y 40, que cuentan con educación superior y con trabajos bien remunerados (Gupta y Blum, 2022).
La congelación de óvulos se publicita como una técnica de reproducción asistida que promete “congelar” la fertilidad femenina permitiendo a las mujeres postergar la maternidad hasta el momento en que ellas consideren adecuado. La congelación de óvulos les permite a las mujeres avanzar en sus carreras profesionales, encontrar una pareja estable con quien formar una familia, alcanzar una meta profesional o de educación, tener una mejor seguridad financiera, o lograr cualquier otro tipo de meta personal, sin por ello renunciar a sus deseos de convertirse en madres. La congelación de óvulos se presenta como una opción biomédica para mujeres que no buscan un embarazo en el corto plazo, pero que desean mantener abierta la posibilidad de ser madres en el futuro sin tener que preocuparse por su reloj biológico. Sin embargo, detrás de esta narrativa optimista se esconden desafíos y dilemas morales.
El éxito de la congelación de óvulos está ligado a dos factores principalmente: la edad a la que se congelan los óvulos y el número de óvulos que se congelan. Los óvulos “jóvenes” tienen mayor probabilidad resultar en embarazos sanos, lo que ha derivado en presiones para que mujeres en sus 20s consideren la congelación de óvulos como un “plan B” frente a las incertidumbres del futuro. Por otro lado, se estima que para tener una probabilidad razonable de un nacimiento sano (75% de probabilidad), una mujer de 34 años debe congelar al menos 10 óvulos, mientras que una mujer de 42 años debe congelar al menos 65 óvulos (Goldman et al., 2017, p.856). Aun así, las probabilidades no son alentadoras: estudios sugieren que el 74% de los óvulos que se congelan sobreviven el descongelamiento (independientemente de la edad de los óvulos), la taza de fertilización es del 67% (teniendo mejores oportunidades los óvulos jóvenes), el porcentaje de embarazos que se consiguen son del 48%, de los cuales sólo el 35% resultan en un nacimiento vivo (Kakkar et al., 2023, p. 6).
Las clínicas ofrecen la posibilidad de embarazos saludables en edades avanzadas, con tasas de éxito comparables a las de mujeres jóvenes que recurren a la fecundación in vitro, evitando riesgos asociados a los óvulos viejos, como anomalías cromosómicas. Sin embargo, detrás de estas promesas se esconden barreras y riesgos importantes. En primer lugar, la congelación de óvulos es un procedimiento costoso, inaccesible para muchas mujeres si no cuentan con recursos propios, subsidios corporativos, o cobertura médica. El costo de la congelación de óvulos en México va desde los $70,000 a los $150,000 (García, 2024). Además, implica riesgos fisiológicos asociados a la hiperestimulación ovárica necesaria para la extracción de los óvulos, una práctica que ha sido vinculada con una mayor incidencia de diferentes tipos de cáncer y con el síndrome de hiperestimulación ovárica (Kakkar et al., 2023). Muchas clínicas recomiendan múltiples ciclos de extracción para aumentar las probabilidades de éxito, sin embargo, lo que no te dicen es que esto incrementa el riesgo de complicaciones médicas. Además, los riesgos psicológicos también son considerables: el estrés, la incertidumbre y las posibles decepciones en caso de intentos fallidos pueden ser devastadores para el bienestar emocional de las mujeres que apuestan por esta tecnología.
La creciente popularidad de la congelación de óvulos abre interrogantes éticas. ¿La congelación de óvulos es una solución genuina a los dilemas de la maternidad tardía o más bien representa una nueva forma de presión social que imponen el ideal de “tenerlo todo”? Por otro lado, está el debate sobre cómo la medicalización de la fertilidad mantiene desigualdades laborales y de género, al colocar sobre las mujeres la responsabilidad de resolver los dilemas reproductivos en lugar de transformar estructuras laborales o sociales rígidas.
En un mundo donde el pasar del tiempo parece ser el mayor enemigo de las aspiraciones procreativas, es crucial cuestionar las narrativas simplistas sobre la congelación de óvulos y considerar las implicaciones profundas que esta tecnología tiene en las vidas de las mujeres. Más que un “plan B”, la decisión de congelar los óvulos debe entenderse en el contexto de las presiones sociales, laborales y económicas que enfrentan quienes buscan equilibrar su deseo de maternidad con las demandas de un mundo en constante aceleración.
Referencias
García, Ana Karen. 17 de enero 2024. “¿Dónde y cuánto cuesta congelar óvulos en México?” El Economista. Disponible en: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/Donde-y-cuanto-cuesta-congelar-ovulos-en-Mexico-20240117-0038.html
Goldman, R. H., Racowsky, C., Farland, L. V., Munné, S., Ribustello, L., & Fox, J. H. 2017.
“Predicting the likelihood of live birth for elective oocyte cryopreservation: A counseling tool
for physicians and patients”. Human Reproduction, 32(4): 853-859.
Gupta, Alisha H. y Blum, Dani. Diciembre 23, 2022. “Hope, regret, uncertainty: 7 Women on
freezing their eggs”. The New York Times. Disponible en: https://www.nytimes.com/2022/12/23/well/family/egg-freezing-fertility.html
Kakkar, P., Geary, J., Stockburger, T., Kaffel, A., Kopeika, J., & El‐Toukhy, T. 2023. “Outcomes of social egg freezing: A cohort study and a comprehensive literature review”. Journal of Clinical Medicine, 12(13): 4182.
Lamas, Marta. 2022. “Postergar la Maternidad” En: Marta Lamas: dimensiones de la diferencia, Género y política: Antología Esencial (Cord. Gabriela Méndez Cota), Clacso. Buenos Aires.
Pergament, Danielle. Diciembre 2022. “Jennifer Aniston has nothing to hide”, Allure. Disponible en: https://www.allure.com/story/jennifer-aniston-december-2022-cover-interview