REGISTRO DEL TIEMPO
22/1/2025

Hesíodo para el fin del mundo

Sofía Garnica Esteva

Aunque lejano en el tiempo, existe en el poeta griego Hesíodo una intención que evoca el abatimiento casi pesimista que caracteriza nuestros días. Una “angustia política” —como le llamaba Alfonso Reyes (1968, p. 374) quizás en su propio menoscabo— al ansia que embargaba al pensador.

A la luz de los acontecimientos que se presentan como una vorágine frente a nosotros —la restauración de facciones fundamentalistas en el mundo, la instalación de sus políticas basadas en la crueldad y una racionalidad deshumanizada puesta en marcha— la misma pertinencia tiene hoy la pregunta que Hesíodo formulaba casi tres mil años atrás, la de cómo situarse en el mundo. Su extenso poema Los trabajos y los días es la reacción a este interrogante investido de un afán por superar los embates de una realidad envilecida.

Así pues, siglos antes de la aparición de la filosofía fundamental de Aristóteles y Platón, hacia el siglo 8 a. c., nació en la región de Beocia este poeta y campesino, quien llevaría por apelativo el nombre de su hogar. Y es Perses, su hermano, un pequeño agricultor que por poco libró una querella en los tribunales, el destinatario del extenso poema compuesto por 828 versos construidos en hexámetros. En este, el poeta le aconseja sobre la conducta que ha de llevar si desea alcanzar la virtud de su época: el bienestar, comprendido como la bendición de los dioses, —así como los buenos frutos de la tierra producto de tal suerte— y la amistad de sus pares en sociedad.

De tal manera, la poética de su obra encubre el carácter moral de su género a través de los consejos a su hermano.  Sin embargo, la materia que nutre sus pesquisas es la vida de los campesinos que trabajaban junto a él las tierras (Jaeger, vol. I, 1946, p. 62), lo que revela una incipiente mentalidad o visión del mundo (Villoro, 1992, p. 8) en este caso, la que caracterizaba a su propia vida en la comunidad de Beocia.

Pero Hesíodo escribe advirtiendo ya en su época una especie de degradación, reclamo que alcanza nuestros días, sumido en la preocupación por esa decadencia humana. Los trabajos cuentan un mito fundacional que indaga en el origen de la decadencia de sus tiempos y acaso esboza una respuesta para combatirla.

En el mito, Prometeo roba el fuego a Zeus y acarrea para los suyos un castigo o “tristes pesares”, que no son otros que el trabajo humano. Así, el poeta imagina que los hombres y mujeres que habitaban el mundo antes del rapto pertenecían a una estirpe más parecida a los dioses, sin padecer “dolor y fatigas”, sin la instauración del trabajo en el mundo. Es la última estirpe pensada por el poeta aquella que no encarna más la virtud, como lo harían las primeras; su naturaleza es similar a la de los hombres del tiempo presente, “crueles y sin conocer la mirada divina”.

El rapto mítico en Los trabajos instala un orden descendente en la cualidad moral de las generaciones de hombres y mujeres que habitan y se suceden en el mundo, hasta alcanzar el presente del propio Hesíodo.  La anterior sentencia revela una condición: si en el mundo de antaño, los hombres de oro eran capaces de ser naturalmente justos pues estaba en su naturaleza divina ser virtuosos, en la época de Hesíodo —como en la nuestra— en cambio, el orden y la justicia existen dispersas por el mundo, una especie de virtud extraviada. Hesíodo encuentra así que esta puede reconstituirse a través de su cultivo– en su caso, por medio del trabajo, las libaciones a los altares, la honra en las hoces, los carros y la esteva– en suma, alcanzarse a partir de aquellos elementos que desea reunir: a los dioses en los corazones de los hombres.

En un mundo como el nuestro, cooptado por los horrores del poder ilimitado, examinar sobre lo que existe entre nuestra comunidad y en nuestros corazones implica responder a la pregunta —a la manera hesiódica— sobre cómo habitar el mundo y quizás también encontrar una bondad extraviada.

Referencias

Alfonso Reyes, Obras Completas XIX, FCE, México, 1968.

Hesíodo, Los trabajos y los días, Instituto de Investigaciones Filológicas-UNAM, México, 1972.

Werner Jaeger, Paideia: The Ideals of Greek Culture, vol. 1, Basil Blackwell, Oxford, 1946.

Luis Villoro, El pensamiento moderno, filosofía del renacimiento, Fondo de Cultura Económica, México, 1992.

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