Si se cancela el humor, se corre el riesgo de aplacar uno de los rasgos más humanos. Es cierto, sin embargo, que viene al caso preguntarse si hay límites para el humor y si, en efecto, la burla y las bromas no tienen a veces un efecto pernicioso y dañino. Las respuestas no son fáciles. Son, de hecho, ambivalentes. En todo caso, esperamos que pensar con seriedad sobre el humor y la risa, no afecte el buen humor.